Guillermo Tagle

Que reine la paz, la merecemos

Por: Guillermo Tagle | Publicado: Viernes 24 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Guillermo Tagle

Guillermo Tagle

Son muchos los factores que en este momento perturban (o amenazan con perturbar) el ambiente de paz, unidad y espíritu de colaboración, que un país o una sociedad como la chilena se merece tener. La violencia y concertación colectiva que hemos visto provocada en el paro del sector portuario. Las “amenazas” de los movimientos sociales que dicen se van a despertar a partir de marzo en temas de educación, desarrollo regional y otros. El epílogo que deberemos asumir una vez conocido el fallo de La Haya. Las desavenencias y rupturas entre colegas del mundo político. La animadversión colectiva que se promueve respecto del mundo empresarial y del emprendimiento. Son todas materias que hoy “amenazan” perturbar la paz social, tensionan y generan un clima de aparente polarización, que como país no tenemos ni merecemos.



Vivimos en un país que ha venido progresando, de a poco pero en forma continua y desde hace décadas. Los niveles de pobreza absolutos han disminuido; hoy es más fácil (que nunca) encontrar trabajo; para estudiar hay más diversidad de oportunidades carreras y vacantes (e incluso alternativas de financiamiento) que las que jamás Chile tuvo en el pasado. Nuestra institucionalidad democrática ha funcionado bien, habiendo elegido recientemente nuevas autoridades con un apoyo clarísimo y mayoritario de la población. Estamos iniciando el tiempo de vacaciones y es más numerosa que nunca antes la cantidad de chilenos que pueden tomar unos días para descansar, e incluso salir fuera con su familia o amigos. En materia de derechos civiles y de protección de las libertades personales, también vivimos en una sociedad que se ha vuelto mucho más abierta y tolerante, donde cada vez es más posible para cada cual vivir en la forma y estructura que le resulta más cómoda. Por último, en las últimas décadas se ha incrementado la esperanza de vida de la población, con lo cual también podremos vivir y disfrutar estos progresos, por muchos más años que los que pudimos haber imaginado.

Es efectivo que la forma como se han distribuido estos progresos entre los ciudadanos de la Patria, no ha sido igual para todos. Algunos pueden participar más y mejor de todos estos progresos, mientras a otros les ha tocado menos. Eso es cierto, pero es también cierto que en valor absoluto, prácticamente toda la población de nuestra Patria está hoy mejor que antes. La mayoría de nuestros ciudadanos vive mucho mejor que como vivieron sus padres y para los que ya somos mayores, mucho mejor que en los tiempos de nuestra infancia.

Respecto de ¿quiénes han sido los responsables y causantes de todos estos progresos? Definitivamente, esta ha sido una obra de todos los chilenos. En las últimas décadas a todos les ha correspondido contribuir con su grano de arena. Trabajadores y empresarios, políticos de izquierda y de derecha, estudiantes y profesores, civiles y militares, gobernantes y gobernados. A todos ha correspondido incurrir en sacrificios, a todos ha correspondido poner de su parte, a todos corresponde agradecer y ser agradecidos con lo que tenemos. Hemos construido juntos un país mejor. Sin embargo, como la tarea está lejos de concluir, a pesar de los progresos y beneficios ya obtenidos, tenemos que seguir trabajando, seguir avanzando, para que la condición de vida de nuestros hijos y de los que aún no han recibido su parte en este progreso, puedan participar con justicia en esta sociedad.

Si todo lo antes descrito es (en diversos grados) efectivo, ¿por qué estamos viviendo un clima con tanta tensión social y ambiental? ¿Por qué tanta intolerancia y dificultad para resolver conflictos?
Es posible que estemos empezando a sufrir las consecuencias de vivir sometidos a la “tiranía de las minorías”. Hay unos pocos que con o sin razón, hoy están profunda y radicalmente disconformes con nuestra sociedad y forma de funcionar. Que hacen uso de las nuevas tecnologías de información, y que gracias a la inimaginable reducción en los costos de organización que ellas proveen, se manifiestan concertadamente contra cualquiera que tenga una postura divergente o diversa a la propia. Protegidos por el anonimato que estos mismos medios proveen, se amenaza y reprime a quien quiere seguir funcionando en respeto con las reglas y con los demás. Que no aceptan que los derechos de cada uno terminan donde empiezan a invadir los derechos del prójimo. El Chile que nos muestran quienes promueven este clima de perturbación y tensión no es el Chile que la mayoría quiere vivir. Se hará cada vez más claro y necesario, para mantener la paz que merecemos, que todos quienes quieran avanzar y progresar en un ambiente constructivo y positivo, tendrán que alzar la voz para defender aquello en lo que creemos. Si queremos que Chile siga progresando en todo lo que requiere, necesitará de mucha gente que lo manifieste y lo defienda. Es la única forma de que logremos la paz que merecemos.

Lo más leído